Los ultramarinos Pedro no se parecen mucho a los ultramarinos que recordaba. Había una tienda muy chula en la calle mayor de Palencia cuando yo era niño. Recuerdo los olores y colores. Sobre todo el olor del bacalao seco y el barril de madera con arenques.
En Casa Pedro sí hay montones y montones de bacalao seco, para preparar los platos tradicionales de Navidad en estos lares, sacos de frutos secos y frutas secadas: higos, castaña del Pará, de cajú, nueces, avellanas, y otras. Y lo que más me chocó, las latas. Imaginería española para vender aceite de oliva en Río. Los molinos del Quijote, La Rioja con una bailadora de flamenco, o "Astorga" tierra sobradamente conocida por sus extensos olivares. Y lo peor es que al final, leyendo la lata, resulta que era aceite argentino.
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